Por las noches grito al suelo
acerca de la obviedad de las listas de compra
y la eterna suciedad de las losas pútridas,
y las vajillas carcomidas,
y los baños gangrenados.
Por las noches susurro a la almohada
canciones de odio estereotipadas
mientras la acaricio y le doy besos,
oliendo el detergente de mamá.
Y ante ese olor me dan arcadas
y alivio y soledad y exceso de compañía.
Los platos sucios están limpios
y en su mirada
veo desprecio y cariño
y preocupación y recelo.
Veo sucedáneos de amor caducado.
Te averguenzas
del putón introspectivo,
independiente y tranquilo
que tienes por hija.
Me averguenzo
de la puritana sociable
familiar e histérica
que tengo por madre.
Por las noches le hablo a los papeles
y al cielo y al suelo y al mar resacoso.
De día callo
y se me pudren las palabras
en el alma, plato a plato,
grito a grito, desprecio a desprecio,
poco a poco.
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