viernes, 29 de agosto de 2014

Alborada

El silencio cubre la distancia
que a la niebla acompaña;
en una mezcla de frío,
olvido, olivos, y rocío silencioso.

Cuando el húmedo gris
cubre ésta verde tierra,
en un beso brevemente prolongado
de los príncipes de dos reinos enfrentados.

Desdichados, cuando el uno va, el otro viene;
es en ese cruce fortuito
cuando se miran a los ojos,
con pena y alegría,
esperanza y desconsuelo.

Aférranse inútilmente el uno al otro,
pero sin más remedio que irse.
Lamentándose, dos corazones rotos,
provocando las lágrimas del alba,
que caen sobre el regazo de las flores.

-Ana.

No hay comentarios:

Publicar un comentario