lunes, 7 de marzo de 2016

Sería mi muerte

La neblina ahoga cuando se trata de asuntos internos reprochables. Trata de hacerme parecer inexpugnable. Trata de ocultar lo que no quiero que vea, y me confunde hasta el punto en que parece no existir.
Luego la anestesia local se esfuma entre latidos y lágrimas, y el dolor aparece de mi nada interna, lacerándome el pecho y el vientre. Duele tanto que no soy capaz de emitir sonido coherente alguno. Sólo tonterías convencionales para pasar por mundana, quitarle peso al asunto.
Dentro de mí, entretanto, hay una tormenta de contradicciones, conclusiones precipitadas, confusión, y sobre todo, de miedo a perder en el Juego otra vez.
El Engaño susurra en mi oído derecho,
la Excusa me habla en el izquierdo;
y entre ambos hay un vacío caótico,
una guerra inerte,
una furia melancólica,
de ideas sobre estrategias de juego a muerte.
Ni mi boca ni mi mano
saben sintetizar lo que pasa por mi mente.
Éste barco se ha estrellado ya muchas veces;
pero tengo la certeza de que, si éste naufragio llegara a ser,
sería el último y verdadero.
Sería mi muerte.

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