lunes, 8 de febrero de 2016

Harapos de la lencería de Afrodita

Ondea como una suave gasa etérea,
como el cabello blanco de la Luna en una noche de brisa fría;
gira en su danza de aire,
de aroma mareante y absoluto.
Sus rizos son envidiados por la cresta de las olas,
y crece como una escalera que al cielo asciende, 
perdiéndose por el camino, errante, aire ebrio.
Sus ondulaciones eclipsan a cualquier danzarina del vientre;
su olor embriagador turba mentes, purificando así cuerpos.
El aroma de algo cálido es el mejor afrodisíaco
en estos días en que el frío nos devora por dentro.
Es un harapo volátil de la lencería de Afrodita,
que vuela de vuelta al Olimpo haciéndose jirones,
como sólo puede hacer el humo del incienso,
que con despojos de fuego se consume.

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