lunes, 8 de febrero de 2016

Reflexiones misántropas

Lírica me llamo, lírica me amo, lírica es la sangre que me fluye por el cuerpo, lírica es toda la verdad que miento.
Duermo días y sueño noches, bailo palabras, dolor y derroche. Pienso en la vida y pienso en la muerte, pienso en la mentira que vivo y respiro, pienso en lo que no quiero y me pierdo en el camino. Me pierdo en el camino de letras inestables, deformes como un vómito ebrio tirado en la acera, de madrugada, mientras no sale el sol y veo mis uñas moradas. 
Sueño despierta y me asfixio porque la suciedad me lacera los pulmones. Bocanadas de aire impuro, tragos de alcohol sagrado. No en vano me bebo mis recuerdos; es para lamentarme de haber perdido el corazón. Suena frívolo, suena triste, suena a mentira pero sólo así me siento menos presa.
Le entregué mi alma al diablo de las letras, y la recupero a trozos cuando, como ahora, escribo sin pensar en nada, pensando en todo, abrumada ante lo repelente de la abstinencia sobria.
Ésta vida no es vida si no la vivo. Dejadme beber, fumar, matarme viviendo en paz, siendo yo misma, escribiendo, leyendo, mandando a la mierda el deber y obedeciendo al subyugado instinto; martirizándome por aún así pertenecer a éste mundo de locos cuando yo, sí, la que todos llaman loca, me abstraigo en mi mundo cursivo para reírme de la sociedad, de la suciedad que me aprisiona la cabeza. 
Tienen los cojones de llamarme a mí loca, cuando simplemente veo. Veo que están hundidos en convencionalismos e hipocresía, y no quiero formar parte de este monstruoso espectáculo de circo que es la humanidad.
Yo bailo sola con mi torturada mente. Despierto inmóvil en la noche, asustada del mundo y de la gente. Me asfixio y respiro, me ahogo y exhalo. Pero siempre me inspiro. Por mucho que me quede sin aire. Yo vivo.
No puedo cambiar éste mundo triste, egoísta e inhumano. 
Sí puedo cambiarme a mí misma,
convencerme de que soy lo único que necesito para mantenerme cuerda.
Yo soy la acción que controla mi mundo.
Yo decido lo que quiero. 
Y yo decido que nada va a cortarme las alas,
que hasta ahora han estado atadas.
Sigo desenredando este nudo que las apresa.

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