martes, 2 de septiembre de 2014

Desde la montaña a la bahía

La brisa susurra en su danza de ninfa soñadora,
y estremece las hojas caídas al suelo.
Juega con ellas, arrastrándolas tras de sí;
dejándolas caer al agua negra del lago y
volviendo, divertida, a explorar
algún otro lugar del bosque en la noche.
Me arrodillo en la orilla
y miro, ensimismada
el reflejo de la luna;
como un halo de luz de plata
que se estremece junto a las hojas secas.
Mi piel parece un pedazo caído de luna,
y resplandece entre las aguas oscuras.
Me adentro en el agua,
y juego, como la brisa,
a aparecer y desaparecer;
meciendo las aguas,
que como hojas caídas,
vienen y van; vinieron e irán,
desde la montaña a la bahía.

-Ana

No hay comentarios:

Publicar un comentario