viernes, 19 de septiembre de 2014

Podridos

No hay aire en los mares de niebla y melancolía,
ni luz, ni gritos, ni caos.
Danzan quimeras de caricias, labios, ojos, vaho.
No hay más que Nada.

La espuma se arremolina en torno a las rocas,
espumarajos de una boca de alma rota.
Desgarros, avelibros vuelan 
como carroñeras tras la carne muerta.

"Dime qué ves."
Ojos profundos como el mar en su negrura verdosa.
Manos blancas y callosas como escayola.
Venas azules como torrentes de agua.
Cosquilleo en los dedos de los pies.
Recuerdos de vaho humano.
¿Amor?
Mírame y dime qué ves.

Y contestas: 
"Veo... veo un agujero negro
que absorbe la inmundicia 
en el centro de tus ojos.
Veo... un fuego fatuo
en el hueco entre tus labios.
Veo... un cristal débil 
de coche blindado,
que has situado como pobre
sustituto de tu alma."

Despierto y veo la Verdad.
Te miro al vacío de las cuencas de los ojos:
"Tú también estás podrido".

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