domingo, 19 de abril de 2015

Mariposas

Las mariposas salieron de sus crisálidas y han volado hacia la luz. Han esquivado en su odisea lluvias de azúcar moreno y han muerto en su ataúd.
Cuando eran gusanitos blancuzcos y asquerosos se arrastraban por su caja. Devoraban hojas verdes, llenaban su cajita de mierdecillas que parecían lunares en el cartón. Eran gusanos pequeños e inocentes que engordaban de forma enfermiza -otros no lo conseguían-. Su mundo era una caja de cartón, y sus dioses todopoderosos eran dos niños enrabietados que provocaban cataclismos al agitar la caja arriba y abajo. No sabemos si esos gusanos conocían su insignificancia en el mundo.
Tras su metamorfosis, las feas mariposas vivieron algunos días y murieron sin ser libres. Estaban ancladas a su caja de cartón. Estoy segura de que, si hubiésemos abierto la caja y la hubiéramos dejado al aire libre, no habrían querido salir de ella.

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