miércoles, 8 de abril de 2015

Profanando poesía

Holograma pétreo de lluvia ácida y carmín escondido en el seno. Junto al carmín, un cuchillo. Junto al cuchillo, el corazón. Junto al corazón, el estío, el hastío y el dolor.
Camina como perdida, tambaleándose, desorientada. Suena el eco de las agujas, que martirizan como clavos el suelo al pisar. Y el suelo se queja. Y los sonidos retozan y retumban.
"La princesa está triste... ¿qué tendrá la princesa?" el coñazo de retocarse la boca de fresa, la semejanza con una estatua marmórea pintada; por dentro blanca, por fuera enmascarada de color.
Sobre las cariátides cayó la lluvia y el abandono, y su blanco interno salió al exterior.
Pero no es una princesa, ni doncella ni señorita. La puta se disfraza de rosa roja y tiene espinas, tiene alma, tiene ardor.
Pero la princesa está apagada
como una vela inflamada
que en humo pereció.
¡No la toques, que quema!
Bajo el vestido, en sus piernas, nacen flores moradas
y escondidos bajo las alas
tiene aceros y precaución.
La princesa de boca de fresa es una puta terrible y arrolladora que se defiende a sí misma,
que nació sola y vive sola y morirá sola.
La princesa de boca de fresa se cree la mejor y a la vez sabe que es una miseria
sabe que el mundo a la vez la admira y la desprecia.
Sabe que es rara pero no lo suficiente
y que el mundo cambia si es observado a través del culo de una botella de alcohol.

La princesa estaba cansada
de ser una niña casada
y de ser motivo de expectación.
La puta está reventada
de ser ahora despreciada
por hacer lo que le da la gana
y morir entre torrentes de catatonia y exasperación
por la hipocresía dominante
contante y sonante
que se respira
poco a
poco,
sí,
y te envenena y te retuerces y te asqueas y vomitas y sigues con la misma sensación de misantropía creciente y asco, asco, asco, contemptus mundi y que os den por culo a tós.

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